Eugenio invita a su hija a ir al teatro como gesto de reconciliación tras los desencuentros de los últimos días. Allí tiende la trampa a la perfección y Cecilia descubre la traición de Alejandro, que se queda completamente fuera de juego. Cecilia acaba, a su vez, destrozada.

Angélica y Viktor son una caja de sorpresas: no sólo tienen una más que peculiar relación sino que es evidente que todo lo que pasa en Hungría les afecta aún sobremanera. Con mucha mano izquierda, Angélica evita que Viktor y Pelayo hablen de política.

Rubín descubrirá a través de Viktor y su esposa una posible pista sobre el nombre que escuchó pronunciar a Adolfo en sus últimos momentos de vida y que desde entonces le obsesiona.

Asunción ha dado con una idea genial para impulsar la revista y Narciso se la roba con total impunidad. En la redacción, mientras tanto, la tensión entre Rubín y Rocío sigue creciendo.